12.11.07

ofereça seu sangue quente
no tilintar de um cale-se de cristal

silêncio!
te bebo

E um filete de gota
escorrega
pelo canto de minha boca

pinga no pico do breu
e escorre
qual nascente de rio
(e eu me rio, só rio)
pelas pedras do meu peito

atravessa o vale
rochoso de minhas costelas
inunda o centro do meu eu
fertiliza o intumescido ventre

e meus olhos se fecham

Revista Viva Voz

em 2006 participei de uma oficina de escrita literária, ofertada pela professora Elisa Amorim no curso de letras da ufmg, que teve como produto final a edição de vários textos escritos e escolhidos pelos alunos do curso na revista viva voz. aqui seguem os dois textos que escrevi e que fazem parte dessa revista.

agradeço o carinho da professora em nome de todos os alunos que participaram desta disciplina.

la lata :: revista viva voz

Se sentían comprimidos, avergonzados, condensados, apretados, oprimidos, sintetizados, humillados, amasados.

Los rostros derrotados eran más que cansados. Y pagaban por eso. Todo el peso del mundo ejercía presión por todos los lados. Perfecto simulacro de una lata de sardinas. Necesitaban pagar por eso. Humanos desafiando la física ¿Cómo dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio? Y pagaban caro por eso.

Los ciudadanos dentro de la lata sobre ruedas sudaban. Termómetros acusaban: el día más caliente del verano. Pocos sentados. La mayoría de pie. Todos temblando juntamente con el motor que roncaba. Aquella lata cantaba de manera insoportable. ¿Por qué Dios creó nuestros oídos? Y las personas pagaban por eso.

Gente acostada en las ventanas abiertas aprovechando el alivio del viento horno. Los otros apilados, de brazos alzados, sosteniendo en equilibrio los cuerpos unos de los otros. La total colectividad individual, con dificultad de respirar, agonizaba y pagaba por aquel aire que olía a día de trabajo y de competitividad por empleo, por dinero, por status, por oportunidad, y ahora, por espacio. Y pagaban por lo no-merecido.

Fuera de la lata empezaba una lluvia mansa que al toque con el asfalto incandescente producía un bochorno aún más insoportable que el calor del sol. El bochorno quería también el espacio de la lata, que ya poseía el calor de su motor y el sudor de los cuerpos, y entró sin pagar por eso transformando la lata en una olla de presión. Y el cocido humano pagaba siempre por eso.

La velocidad oscilaba en sucedidas paradas para que los sujetos ya compactados bajaran y otros embarcaran. La lata cada vez más cargada y lenta, con la pereza de una babosa, se arrastra por las laderas de la ciudad y en frenadas bruscas y arrancadas estúpidas, y en trazado de curvas ondulantes, seguimiento rectilíneo, todo eso como reglas de un juguete de cuerpos que obedecían al ritmo impuesto: para frente para tras, para la derecha para la izquierda, ahora lanzamiento oblicuo. Sin orden, al acaso. Los cuerpos obedecían, amontonados y deprimentes. Y pagaban el viaje con dinero roto, sudado, pero siempre pagaban por eso.

instrucciones para despertarse temprano :: revista viva voz

*
Conozco la dificultad que todos tienen a la hora de despertarse temprano. Sé que los cinco minutos, no más, se vuelven en media, una hora pasada y no sentida en la cama, y que esto resulta en retraso en el trabajo o en la escuela. Conozco a los inconvenientes de este tipo de suceso, el mal humor del jefe o de la directora o del profesor que no te espera, y de la caradura que tienes que ponerte pintada de un color medio rojo de vergüenza.

Para que no te sientas intimidado con este tipo de constreñimiento voy a enseñarte paso a paso mi receta de cómo puedes despertarte sin pérdida de tiempo.

Mientras suena el timbre del despertador es natural que te dé ganas de tirarlo contra la pared, pero, como eres civilizado, así lo creo, despiértate y da sólo una patadita en el aparato sin abrir los ojos, para que suene nuevamente de aquí a cinco minutos. Este objeto es irritante pero necesario en tu cotidiano, no lo destruya.

Continúa este ratito en la cama todavía de ojos cerrados y despacio recuérdate en medio a las ilusiones de los sueños que es día de trabajo, o de estudio, o de trabajo y estudio a la vez. A las siete en punto tienes que estar listo en el sitio donde debes estar. Intenta, entonces, abrir los ojos, pero están pesados de sueño, intenta recordarte de los sueños que tuviste esta noche, pero no logras hacerlo - esto solamente pasa cuando menos se espera, cuando algún acontecimiento del día te tira a la cara los recuerdos de tus sueños en la noche pasada. El despertador canta nuevamente.

Los cinco minutos pasaron. Alarga ahora tus brazos y estira las patas lentamente para despertarte. Así puedes tocar el despertador para que se calle. ¡Coraje hombre! ¿Sigue difícil abrir los ojos? Los friega, los estira, alarga sus párpados hacia arriba y después de tanta gimnasia ocular forzosamente los abre. Siéntate en la cama.

Mira alrededor y reconoce tu habitación ¿Los materiales que vas a necesitar en el día ya están arreglados en la mesilla? Si no, apúrate. Llena tu pecho de coraje y ponte de pie. Haz un alargamiento ahora. En las puntas de los pies estira todo tu cuerpo hacia arriba. Intenta tocar los dedos en el techo y después en los dedos de los pies.

Si no logras hacerlo, no te enojes contigo. Solamente la práctica nos lleva a la perfección. De ojos rojos paso a paso vete al baño. Saca tu pijama, abre la ducha y lava tus sueños con agua y jabón. El agua calientito termina el trabajo del despertador. La toalla suave da el cariño que tu cuerpo merece para enfrentar el día.

Ahora estás listo para vestirte, desayunar, lavar los dientes, rezar, dar un besito en tu hijo y ¿qué te pasa? ¿Por qué continúa ahí parado? ¡Vete al trabajo, hombre!